lunes, 12 de septiembre de 2011

GRANDES MENTIRAS O LAS GRANDES VERDADES DE LA CRUZ Y EL GRIAL parte I


Como bien decía el mítico grupo Ska-p: “Jesucristo, era un tío normal, pacifista intelectual, siempre al lado de los pobres defendiendo sus valores, el primer hippie de la humanidad”. ¿Por qué quién era, si no? Un humilde chico de familia pobre y trabajadora cuya leyenda e intrahistoria le ha mitificado hasta cumbres que él no pudo imaginar y que muy a su pesar se han convertido en un negocio en B que juega con la fe, la buena voluntad y los valores humanos más ancestrales de la caridad, el amor y el sacrificio por el prójimo.

Si este revolucionario hubiera nacido en la época de mr. Google, lo ubicaríamos dentro del rollo “grunch” y diríamos con desdén y deje despectivo que es uno más de los “guarros” del camping de Sol, uno más de los insurrectos, pro Bakunin que se creen más listos que tú porque leyeron El Capital en la Universidad además de jugar al mus y fumar cigarros de la risa. No nos engañemos, Jesús sería más un miembro del tristemente politizado 15M que del tristemente politizado JMJ, por posición social, por realidad económica y por iniciativa emprendedora y con búsqueda de cambio.

Pero, lo que fue y por lo que será recordado es por ser un tipo carismático capaz de arrastrar masas en poquísimo tiempo sin utilizar más que la palabra y actos benignos, pues son más útiles que los malos para aglutinar apoyos.


Lo que empezara como una secta que se basaba en la religión Judía en la que no creían los judíos, y en la que se organizaban pequeñas cenas de cúpula directiva donde asistía con voz y voto la señorita Magdalena debatiendo acerca de las famosas historietas de Moisés, Abraham y otros enemigos de la cienciología, antes incluso de que está estrechara lazos con el Sr. Cruise; ha concluido como la más potente empresa, del mayor oligopolio que existe en la humanidad, es decir, el negocio de la fe. Un negocio de la fe donde el mármol de Carrara, los frescos de Miguel Ángel y el oro hacen del Vaticano el ayuntamiento más rococó y ostentoso para unos que predican todo lo contrario.

Y qué hay de cierto en todo lo que rodea a la iglesia católica, pues sin la intención de ser un Dan Brown más y partiendo de hechos demostrables como la división del Mar Rojo, la quema de la zarza o el nacimiento de Cristo de la virginal María, podemos sustentar que todo, absolutamente todo, hasta las famosas 10 plagas; tiene explicación científica. Pero en aquella época no se tenía ni el conocimiento, ni la información para refutarlo y la iglesia se sirvió hábilmente de lo que a ojos comunes de los contemporáneos eran actos milagrosos y de fe.

¿Debe dejar de creer el que ya es creyente por saber que no son actos divinos?
No, si de verdad te confiesas creyente, continúa en esa posición creyendo en lo que realmente sustenta la religión que es lo que se ve en los campos de voluntariados en Centroamérica, África o India y no en los “hijos de Dios” que visten de túnica y zapatos rojos a juego.

Desmontemos un poco algún que otro mito. Siempre a modo informativo y no crítico, porque realmente la Iglesia aúna fuerzas de distintas índoles, posiciones sociales y rigor personal que merecen mi respeto al igual que otras mi desprecio, pero con el objetivo de mostraros pequeños ejemplos relacionados con las leyendas católicas. Todo esto surge para dar respuesta a una conversación profunda y analítica, la única de este perfil que he tenido en mis vacaciones de alcohol, sol, mar y arena; y por las cabecitas de Carlos y Adrián que me hicieron recordar viejas historias y viejos libros leídos…

Para el próximo capítulo.

Continuará…

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