domingo, 16 de octubre de 2011

GRANDES MENTIRAS O LAS GRANDES VERDADES DE LA CRUZ Y EL GRIAL parte III


La leyenda urbana más curiosa sería el nacimiento de Jesús sin que exista contacto sexual alguno y por supuesto, suponiendo que los avances médicos en cuanto a inseminación artificial son contemporáneos y no de la Edad Antigua (aunque los egipcios inventaran el primer preservativo, pienso que desconocían lo que sabemos sobre este campo en la actualidad ;)…).

¿Es posible engendrar un hijo sin semen? La respuesta ante el atonismo del personal es SI, y es un SI bastante rotundo, tan rotundo como si lo dijera House en una de sus consultas. ¿Por qué es posible? Eso es más complejo, pero sino lo escribiera este post perdería toda credibilidad, por lo que… me decido muy a mi pesar a dar la clave a todo ese clan de mujeres solteras que pretenden o quieren tener hijos sin demandar el trabajo de nuestros hasta ahora imprescindibles soldaditos del amor. Es decir, por fin se librarán de tener que seleccionar al hombre adecuado, bueno nada más lejos de la realidad, porque la complejidad es de tan maño alcance que es más fácil pensar en un milagro divino a que se alineen los planteas de tal forma que se diese este engendro surreal.

Desde luego, estamos de acuerdo que la historia de María es la más conocida en cuanto a nacimientos virginales hoy en día, pero no es la única. La mayoría de culturas (budistas por ejemplo) cuentan historias similares de jóvenes tocadas por un hombre que da a luz.

Estudios científicos declaraban en 1984 que los humanos no podían tener un nacimiento virginal natural por una barrera genética solo dada en mamíferos que se llama “impresión”. Pero amigos lectores en biología hay algo llamado “posibilidades inverosímiles”, que quiere decir esto… pues bien, en seres humanos un nacimiento virginal significaría que el ovulo de la mujer se desarrollaría en cigoto con éxito sin la necesidad de gametos masculinos. Si entiendes la conformación de un ser humano en su gestación se te planteará un ineludible problema cromosomático, efectivamente, que pasa con el factor Y, la mujer nunca sería capaz de proporcionar estos genes. En el caso de los pavos es distinto por ejemplo las hembras son ZW y los machos ZZ, esto quiere decir que las hembras ya tienen la información masculina de forma inherente, pero no en los humanos.

Pero existe una posibilidad… hombre de poca “FE”. María podía tener (con absoluto desconocimiento) una condición llamada feminización testicular, es decir, ser mujer y a pesar de ello tener carga cromosomática del tipo XY, sí, después de haberlo paladeado por unos instantes yo también creo que Yola Berrocal tiene este defecto congénito. Pues con ello porta una mutación que hace que sus cuerpos sean insensibles a la testosterona y que por lo tanto se desarrollen como mujeres.

Por ello conseguiríamos un híbrido, muy extraño, se presentaría como genéticamente varón y con genitales ambiguos, para los católicos de pro es una aberración pensar que Jesús fuera hermafrodita o que fuese un engendro “concebido” de tal forma, para los purista y amantes de Darwin es una rama de estudio interesante y atractiva, para mí un mito más que no nos muestra que la Iglesia sea peor o mejor. En su día se encargo de dar respuesta acientífica a lo que era extraordinario y a lo que no eramos capaces de explicar de forma empírica, como hizo la mitología griega anteriormente o los hechiceros mayas, y cubrió una necesidad social.

Pero creo que es el momento de dar un paso hacia atrás para coger carrerilla y mostrarse como el salvavidas del siglo XXI basado no en la mera FE y sí en los buenos actos, si de verdad se comportaran así, hasta yo confeso ateo haría por creer, quizás no en Dios pero si en el “buen Cristiano”.

En definitiva:

El error de todos es presuponer que los milagros de Jesús o sus ancestros tuvieron una base real y empírica, más bien es una creación de los redactores de los evangelios, como lo fue la mitología griega, insisto. Mientras no se demuestro lo contrario estos hechos son aportaciones y elucubraciones de los narradores para engrandecer y mitificar a los protagonistas del Antiguo y Nuevo Testamento.

“Todo hecho tiene explicación científica, y si no la tiene es
porque aún no se le han encontrado”