MAN IN THE MIROR:
Hay un hombre en el espejo que me mira fijamente, me imita… Se disfraza con mi ropa, vive mi vida… Se oculta tras una sonrisa poco veraz, no soy capaz de aguantar su mirada; no puedes hacer que nadie te ame, sino dejarte amar. El físico atrae, la personalidad enamora.
Esa personalidad que explota
desprendiendo un brote de energía insinuante que alcanza a todo aquel ser vivo
que se encuentra a tiro, como un tejido arácnido dónde eres un ser sumiso más,
un dependiente “chavista”, víctima
del sistema de relación del siglo XXI, te mantienes en línea las 25 horas del
día.
Eres encantador@ y misterios@ de
un modo que ni si quiera alcanzo a entender. Dentro de ti alguien pidiendo a
gritos la protección de un humano fuerte, pero solo puedo garantizarte que
habrá épocas difíciles. Garantizarte que alguno de los dos querremos dejarlo
todo en algún momento…
Pero…
…también garantizo que si no pido
que mí@ seas, me arrepentiré toda mi vida, porque sé en lo más profundo de mi
ser que estás hech@ para mí, con tus aristas agrestes o bordes redondeados,
como chaqueta de sastrería, prefiriendo morir y verte, que no verte y tener
vida.
SAL DE AHÍ, ESCAPA
DEL MARCO DE CEREZO QUE TE TIENE PRESO,
VIVE AHORA… COMO SI
DE UN SPOT DE RON BARCELÓ SE TRATARA…
Pero de momento, hoy se ha puesto
mis zapatos, ha ido al colegio, ha impartido mis clases y nadie se ha percatado,
ese hombre del espejo, NO, no soy yo.
Sosteniendo mi sensibilidad y
frustración. Todos te quieren, todos comentan, te llaman el triunfador, y aunque
le admiren, ese, ese no soy yo.
No importa cuántos momentos
pienso en ti a lo largo del día, y sí en que momentos lo hago. No es la soledad
de la cálida manta de domingo la que me impulsa a estos sentimientos, es la
lóbrega sensación de frío que inunda mi corazón la que me empuja a romperlo en
pequeños pedazos, como una profecía, y esperar siete años como Pitt, de estéril
amor, de árida pasión, de yermo corazón.
Quizás la cacería sea más dulce
que lo cazado, pero el premio de esta cacería no se diseca y se cuelga en
paredes, te acompaña por una travesía enriscada y abrupta y la hace accesible,
lisa, urbana, suave…
Meses de sin razón para saber que
lo mejor no siempre es lo que quieres, y lo que te hace daño no siempre es
malo. Esa misma “quiralidad” que vivo en el cristal cada mañana cuando me
cepillo con derecha y veo que es izquierda.
El día D a la hora H sabré si el
motor que lucha por sobrevivir dentro de mi cambia de dirección, rumbo, pasa de
andar a correr, o navega entre meandros pronunciados de aguas tranquilas.
Al decir te odio por la rabia
acumulada, no es más que necesito tu atención más que nunca, y es quizás, la
única manera que te queda para conseguir tú propósito. No vuelvas más, quieres
pensar, sin tu recuerdo puedo vivir, pero aunque te duela hasta el aliento
tropiezas sin miedo.
No vuelvas a reflejarte, porque
ese ya no soy yo. Blandas o duras, adictivas por igual, me vaya bien, me vaya
mal, quiero probar.
Tengo que olvidarlo. NO. Tenerlo presente porque es la
experiencia la que te hace superarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario