domingo, 29 de enero de 2012

La prosémica... Esa gran desconocida

Prosémica… piensa por un momento:

¿Cuánto espacio necesitas en tu casa, baño, cocina, habitación o mismamente en el sofá? ¿Cuáles son las dimensiones de tu territorio? ¿Cómo gestionas tu espacio? ¿Y eres de verdad independiente, dependiente o sólo celoso de tu hábitat? Todas estas preguntas son importantes pero… las realmente importantes son aquellas cosas y personas que limitan tu espacio y que lo hacen pequeño, las personas y cosas que cargan tu mochila y hacen que el peso de sus correas sea insostenible para tu espalda, una carga en definitiva que te hace comportarte distinto, violento, falso o cohibido.

Y es que gracias a la prosémica sabemos que es más importante lo que se ve que lo que se dice, no es lo mismo, como diría BMW, conversar en red, teléfono o chat, que hacerlo “live”, porque la expresión corporal y el contacto humano nos convierte en auténticos, exceptuando algún que otro Vittorio Gassman con mención al “Óscar” de la Academia, es imposible controlar los impulsos gestuales, el lenguaje no verbal, en definitiva el lenguaje animal y original, el lenguaje de verdad.

La prosémica estudia cómo la gente usa y responde a las relaciones espacio-personales en los grupos formales e informales, y es lo que va a definir seguramente tu futuro profesional y personal, un buen uso de esta inusual palabra y un uso “ecológico”, porque tan bueno es hacerse sentir querido, ser agradable y comprensivo, como demostrar el enojo, la indiferencia o saber decir “NO”.

OFEndid@??

En un mundo obsesionado por marcar el territorio personal, por la independencia y por la desconfianza, la prosémica cobra especial importancia, el espacio personal va más allá de nuestra piel, es una burbuja invisible que se desplaza y que se amolda a los agentes externos como un fluido. Pero… ojo de aquel que ose traspasar, penetrar, cruzar u horadar los límites de mi “burbuja”, ese intruso tendrá quizás buenas palabras, pero miradas huidizas, tensión muscular y la desconfianza y el rechazo como respuesta gestual. ¿Por qué…? Denle una oportunidad, la etiqueta social no se describe con un adjetivo.

PER – SO – NA – LI – DAD: este chico es gracioso, amable, honesto, sincero, agradable, simpático, o por el contra, egocéntrico, mentiroso, agresivo, violento… todos estos adjetivos son adjetivos, todo lo que pensamos que define no define, porque si algo me dice la prosémica es que no nos damos cuenta pero somos distintos con todas y cada una de las personas que conocemos, es nuestro espacio para con los demás lo que nos define.

Podemos establecer cuatro tipos de interacción de acuerdo a la prosémica; la pública (con personas desconocidas, más de cuatro metros de distancia), la social (personas con las que interactuamos habitualmente pero no tenemos una relación interpersonal con ellos, un metro o metro y medio de distancia), la personal (se usa en las relaciones cercanas, familia y amigos, más o menos medio metro) y la íntima (limitado a las personas con un vínculo íntimo, sin espacio entre ambos), pero lo que de verdad tienes que pensar es que… lo que disminuye el espacio físico… aumenta con creces el contacto físico… positivo… verdad?

OFErta??

¿Por qué ser distante y cortante, si puedes ser cercano y afectivo? ¿Por qué enriscarse en la “independencia” si todos y cada uno de los momentos felices de tu vida fueron compartidos? ¿Por qué te esfuerzas en vender humo y parecer distinto? Acaso crees, qué eso te hace especial. Realmente cuando más espacio físico tienes más capado está tu espacio social, vivir “solo”, sólo provoca que tu vida sea un desierto inhóspito y frio. Pero… es que yo… “necesito mi espacio vital”, todos tenemos nuestro espacio, es cómo se gestiona de personas y cosas tu mayor problema, ponte cómodo y construye tu propio espacio.



Construye tu propio espacio, hazlo accesible, tus puertas chirrían al abrir y pegan un portazo al cerrar, no utilices la ventana para escapar, mírale a la cara, enfréntate a él, domina el espacio, actuar antes de hablar, hacer antes de pensar, ganar antes de luchar. La mentira, la falsedad, lo políticamente correcto o la falsa humildad desaparecen con esta palabreja (prosémica) aquí ya no hay barrera idiomática, las aristas redondeadas y el pensamiento verbal subjuntivo e infecundo, aflora el verdadero lenguaje… el gestual.

Adaptarse no es vivir en contra de tu filosofía de vida, es hacer que tu vida tenga filosofía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario